No, no voy a hablar de leyes antienvejecimiento ni cremas antiarrugas. Os preguntaréis por qué empiezo hablando de la Muerte si la entrada se titula Envejecimiento. Pues muy sencillo: porque el envejecimiento es el camino hacia la Muerte. Por analogía, el envejecimiento es la Vida misma.
Siempre abogo en mis teorías filosóficas por envolverlo todo con cierto pragmatismo, de manera que todo nos sea útil para llevar una mejor vida y más alegremente.
La cuestión es: Gastar o invertir mis energías?
Cuando era "joven", solía pensar que tenía todo el tiempo del mundo por delante, "toda la vida por delante", y tomaba mis decisiones en función de eso. No me preocupaba tanto porque tenía tiempo de rectificar o cambiar si me equivocaba.
Es decir, cuando tienes 18 años y la sociedad te planta ante el dilema de decidir a qué te quieres dedicar el resto de tu vida, (cuando tú casi acabas de descubrir lo que tienes entre las piernas) te dices: " Bueno, pues por algo he de empezar". Te metes en Derecho, por ejemplo, y aunque no era el sueño de tu vida, pues te atrae un poquitito y claro! te va a dar dinero, con lo cual muy malo no debe de ser.
Con las relaciones un poco de lo mismo: "Total, porque no intentarlo con éste merluzo, si tengo toda la vida por delante para dejarle si no funciona" . Y te metes en un círculo de relaciones sin sentido que no hacen más que comerte energía que va a parar al cubo de la basura. Sí, de acuerdo, son experiencias y de todo se aprende. Pero llega un momento en que lejos de aprender quieres ser feliz.
Ahora con casi 30 años de edad, algo en nuestro interior cambia. Estamos envejeciendo. Estamos más cerca del fin de nuestros días, y ya no malgastamos nuestras energías con cualquier trabajo de mierda o con cualquier rata-paloma que nos prometa la luna. Y no es que con 50 años no podamos rectificar o modificar ciertas actitudes o circunstancias, pero es más difícil.
Los mismos científicos han demostrado que no se tiene la misma energía con 20 que con 50 años. Y es que debemos de empezar a vivir la vida con perspectiva, como si de una empresa se tratase.
Algunos de vosotros me llamaréis loca, o calculadora, pero si algo he aprendido de mi carrera universitaria ha sido a tomarme la vida como una empresa: planificar objetivos a corto, medio y largo plazo, aunque siempre sujetos al cambio y sin dejar a un lado la improvisación. Porque realmente así aprovechas mejor tu tiempo y dosificas mejor tus energías. En definitiva, optimizas tu vida y tu felicidad.
Debemos aceptar, asimilar incluso alegrarnos de que la Muerte exista, porque si tuviéramos realmente toda una eternidad para hacer lo que queramos, os aseguro que no lo haríamos, o nos aburriríamos por haberlo hecho todo absolutamente todo.
La Muerte está presente en nuestro día a día. El trabajo donde estamos ahora no durará para siempre, ni los zapatos que tanto nos gustan durarán más de un par de años, ni estaremos en esa ciudad toda la vida, ni en ese piso, ni con la misma gente siempre hasta que la muerte nos separe. No, efectivamente hay muuuchas cosas de nuestra vida cotidiana que terminan, que tienen un fin, que mueren. Por qué nos afectan más unas cosas que otras?
Tengo una teoría. Creo que hay dos sensacione posibles y distintas frente a la Muerte una vez se ha producido.
1) digamos cuando la Muerte es prematura, no nos ha dado tiempo de realizar todo lo que nos hubiera gustado hacer durante ese período de tiempo. Nos queda la sensación de IMPOTENCIA. Nunca más tendremos la oportunidad de revivirlo más que en nuestros recuerdos.
2) cuando sí hemos vivido todo lo que teníamos que vivir, hemos sido felices y hemos amado, cuando todo acaba, queda TRISTEZA. Más profunda mientras más hayamos amado y más felices hayamos sido.
Diferencia entre una y otra: la tristeza se va. La impotencia cuesta mucho más trabajo que se vaya. Es como una espinita clavada que dura para siempre. A menos que nos rindamos ante ello y pasemos página.
En resumen, tenemos que vivir la vida a tope, al máximo, sin miedo, optimizando los recursos, el tiempo y nuestras energías, sabiendo que nada dura eternamente; y cuando llegue el momento de decir adiós, sepamos hacerlo con valentía y agradecimiento.
Para muchas personas, sobre todo aquellas que se acerquen a los 50, 60 años, este artículo les parecerá demasiado profundo y utópico, porque no hablo de colágenos y silicona. Todo depende de los principios que tenga cada uno. Cuáles son tus objetivos a largo plazo? Ser la más bella del barrio? Tener menos arrugas que tu nuera? tener una casa más grande que la del vecino?
Deberíamos preguntarnos qué vida queremos llevar, porque desde que nacemos sin saberlo la estamos construyendo. Cada día estamos descubriendo como queremos que sea nuestra vida, el presente es lo único que tenemos verdaderamente, y ahí el envejecimiento es muy relativo. Todos podemos ser por dentro un Peter Pan!
Quizás deberíamos empezar a inculcar estos valores a nuestros hijos, a las futuras generaciones, el hecho de que lo importante es conservar el espíritu joven. Enseñar a vivir con perspectiva y con una visión integral y global en el tiempo y el espacio. Ahorrar e invertir más, y consumir menos.
Espero haberos aportado algo nuevo!
Qué os gustaría hacer antes de morir????
(recomendaciones: ver " Mi vida sin mí " de Isabel Coixet)
Besitos a tod@s